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El 2018 fue un año decisivo para la Fundación RadaBer. En medio de la mayor ola migratoria venezolana en la historia reciente, Tocancipá y sus alrededores se convirtieron en puntos clave de llegada y tránsito para miles de personas que huían de la crisis humanitaria en Venezuela. Frente a esta realidad, la fundación dio un paso firme hacia su consolidación institucional: se constituyó legalmente en Colombia, lo que permitió ampliar su capacidad de acción y establecer relaciones de cooperación con donantes y aliados estratégicos.

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Este proceso de formalización permitió canalizar apoyos de actores externos, reforzando el trabajo que ya venía realizando desde sus inicios en territorio venezolano. Gracias a esta estructura, RadaBer pudo brindar atención integral a personas en tránsito (caminantes), migrantes con vocación de permanencia y, de manera solidaria, también a ciudadanos colombianos en situación de vulnerabilidad.

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Durante este año crucial, la Fundación RadaBer centró su acción en:

- Asistencia humanitaria directa: entrega de alimentos, kits de higiene, ropa y medicamentos tanto a migrantes en tránsito como a quienes decidieron establecerse en Colombia.

- Acompañamiento en procesos de regularización: orientación y ayuda en los trámites de documentación, facilitando el acceso a derechos y servicios básicos para la población migrante.

- Apoyo a la comunidad de acogida: conscientes del impacto de la migración en las localidades receptoras, también se brindó apoyo a familias colombianas necesitadas, promoviendo una convivencia pacífica y solidaria. 

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Fundación RadaBer siempre ha ido más allá de la asistencia inmediata. Desde sus primeros pasos como fundación formal, asumió el reto de contribuir a la integración social, la dignificación de la migración y el empoderamiento de las personas. A través de talleres, acompañamientos psicosociales y espacios de encuentro, se fortalecieron capacidades individuales y colectivas tanto en población migrante como en comunidades receptoras.

El 2018 no solo fue de la constitución legal de la fundación; También consolidó su identidad como organización comprometida, ágil y cercana a las personas. Cada caminante acompañado, cada familia atendida y cada vida tocada marcó el inicio de un camino lleno de desafíos, aprendizajes y esperanza. 

El 2018 fue un año de muchos desafíos, pero también fue testigo del poder que tiene la resiliencia en cada uno de los que les toco vivir la experiencia: El que se quedó en Venezuela, el que se fue caminando buscando mejores oportunidades, los que se dejaron a sí mismos a un lado para ayudar a los que mas necesitaban, y a los que decidieron recibir a los venezolanos con amor, empatía y colaboración.


A todos: Son muy valientes…

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